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El Papa Francisco al momento de rezar el Ángelus el 01 de enero de 2016 |
VATICANO, 01 Ene. 16 / 06:51 am (ACI).- El Papa Francisco inició 2016
poniendo una tarea: “comenzamos a abrir el corazón, despertando la atención del
prójimo” porque esta “es la vía para la conquista de la paz”.
Esta mañana, el Pontífice presidió una Misa en la Basílica de San Pedro
por la Solemnidad de Santa María Madre de Dios y después rezó el Ángelus desde
la ventana del estudio del Palacio Apostólico, donde dio las claves de cómo
“conquistar” la paz, puesto que hoy también se celebra la Jornada Mundial por
la Paz.
“La paz, que Dios Padre desea sembrar en el mundo, debe ser cultivada
por nosotros, pero no solo, porque debe ser también conquistada”, aseguró.
“Esto implica una verdadera lucha, un combate espiritual que tiene
lugar en nuestro corazón”, añadió.
El Papa también afirmó que, además de la guerra, también es “enemiga de
la paz” la “indiferencia, que hace pensar solo en sí misma y crea barreras, sospechas,
miedos y cerrajones”.
En su saludo a los fieles, Francisco felicitó el nuevo año y pidió
renovar “el deseo de que aquello que venga sea un poco mejor”. “Es, en el fondo
un signo de esperanza que nos anima y nos invita a creer en la vida. Sabemos
que con el año nuevo no cambiará todo y que muchos problemas de ayer
permanecerán también mañana”.
El Papa, sirviéndose de las lecturas de la liturgia del día, manifestó
un deseo: “que el Señor pose la mirada sobre ustedes y que puedan alegrarse,
sabiendo que cada día su rostro misericordioso, más radiante que el sol,
resplandece sobre ustedes y no desaparece nunca”.
Por tanto, “descubrir el rostro de Dios hace nueva la vida” porque “es
un Padre enamorado del hombre, que no se cansa nunca de recomenzar de nuevo con
nosotros para renovarnos”.
Sin embargo, Francisco advirtió que Dios “no promete cambios mágicos,
Él no usa la varita mágica” sino que “ama cambiar la realidad desde dentro, con
paciencia y amor; pide entrar en nuestra vida con delicadeza, como la lluvia en
la tierra, para traer fruto”.
En este contexto, el Santo Padre aprovechó para denunciar que “a veces
estamos tan inundados de noticias que nos distraemos de la realidad, del
hermano y de la hermana que nos necesitan”.
Francisco pidió la ayuda de la Virgen María, “Reina de la Paz, la Madre
de Dios” y aprovechó para explicar qué significa lo que dice el Evangelio del
día “Y Ella custodiaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. “¿De qué
se trata?”, preguntó.
“Ciertamente de la alegría por el nacimiento de Jesús, pero también de
las dificultades que había encontrado: tuvo que poner a su Hijo en un pesebre
porque no había sitio para ellos en la posada y el futuro era muy incierto”.
El Papa dijo que eran también “las esperanzas y las preocupaciones, la
gratitud y los problemas: todo aquello que acontecía en la vida se
transformaba, en el corazón de María, oración, diálogo con Dios”.
“He aquí el secreto de la Madre de Dios. Y Ella hace así también por
nosotros: custodia las alegrías y desata los nudos de nuestra vida, llevándonos
al Señor”.
Después, el Papa improvisó y propuso a los fieles acordarse de unas
palabras de la Escritura y repetirlas todos los días. “Cada mañana, cuando os
despertéis recuerden aquel pasaje de la bendición de Dios: ‘Hoy el Señor hace
resplandecer su rostro sobre mí’. ¡Todos! –dijo invitando a repetirlo–. Hoy el
Señor hace resplandecer su rostro sobre mí. ¡Otra vez! Hoy el Señor hace resplandecer
su rostro sobre mí".
Luego de rezar el ángelus, el Pontífice saludó a los peregrinos que le
escuchaban en la Plaza de San Pedro y agradeció las numerosas iniciativas que
se celebran hoy con motivo de la Jornada Mundial por la paz.
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