Bienvenidos a la página web oficial de "La Parroquia San Martín de Porres" perteneciente a la Paraguanera Diócesis de Punto Fijo, Estado Falcón, Venezuela, ubicada en la Urbanización Jorge Hernández de La Ciudad de Punto Fijo, integrada por las comunidades católicas de las urbanizaciones Jorge Hernandez, Santa Fe y Altamira de esta ciudad, es un medio informativo de carácter general para publicar las programaciones y actividades propias de la parroquia, con el fin de canalizar todas las manifestaciones de evangelización para así fomentar una cultura parroquial, de aporte, contribución y donativos de los parroquianos y devotos de San Martín de Porres, donde quiera que se encuentren, así como de la feligresía propia de la parroquia y el público en general, que puedan ser ofrecidos a la iglesia y la Fundación San Martín de Porres, institución parroquial encargada de canalizar las aportaciones destinadas a costear la definitiva conclusión del templo votivo a nuestro santo patrono, el mantenimiento y mejoras del complejo parroquial así como las obras sociales en las áreas de influencia de la parroquia; reuniendo a las familias cristianas en general del área limítrofe de influencia, y canalizar todo tipo de iniciativa de sus parroquianos.
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El 6 de agosto de 2016 se cumplieron 71 años de “El Milagro de Hiroshima”: Jesuitas sobrevivieron a la bomba atómica gracias al Rosario
Impresionante devastación en Hiroshima 1945
Se ha cumplió el 71 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica
sobre Hiroshima, uno de los episodios más cruentos de la historia de la
humanidad. Ese 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración del Señor, muy
cerca de donde cayó la bomba “Little Boy” (El Niñito), inexplicablemente cuatro
sacerdotes jesuitas alemanes sobrevivieron a la catástrofe, y la radiación -que
mató a miles en los meses siguientes- no tuvo efecto de ningún tipo en ellos.
Esta historia, documentada por historiadores y médicos, es conocida como el “Milagro
de Hiroshima”.
Los jesuitas Hugo Lassalle, superior en Japón, Hubert Schiffer, Wilhelm
Kleinsorge y Hubert Cieslik, se encontraban en la casa parroquial de la iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los pocos edificios que resistió a la
bomba. En el momento de la explosión, uno de ellos se encontraba celebrando la
Eucaristía, otro desayunaba y el resto en las dependencias de la parroquia.
Según escribió el propio P. Hubert Cieslik en un diario, únicamente
sufrieron daños menores producto de cristales rotos, pero ninguno a
consecuencia de la energía atómica liberada.
Imágenes de los cuatro sacerdotes sobrevivientes.
Los médicos que les atendieron tiempo después les advirtieron que la
radiación recibida les produciría lesiones graves, así como enfermedades e
incluso una muerte prematura.
El pronóstico nunca se cumplió. No desarrollaron ningún trastorno y en
1976, 31 años después del lanzamiento de la bomba, el P. Schiffer acudió al
Congreso Eucarístico de Filadelfia y relató su historia, confirmando que los
cuatro jesuitas estaban aún vivos y sin ninguna dolencia. Fueron examinados por
decenas de doctores unas 200 veces a lo largo de los años posteriores, sin que
se hallase en sus cuerpos rastro alguno de la radiación.
Los cuatro religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la
protección divina, y en particular de la Virgen: “Vivíamos el mensaje de Fátima
y rezábamos juntos el Rosario todos los días”, explicaron.
El P. Schiffer escribiría “El Rosario de Hiroshima”, un libro en el que
da cuenta de todo lo que vivió.
Hace un año, al celebrarse un aniversario más de Hiroshima, el Obispo
de Niigata y Presidente de Cáritas Asia, Mons. Tarcisius Isao Kikuchi, difundió
un mensaje en el que subraya que Japón puede contribuir a la paz “no con nuevas
armas, sino con sus actividades de nobleza y amplia historia en el crecimiento
mundial, de modo particular en las consideradas naciones en vía de desarrollo”.
El prelado añade que “con esta contribución al desarrollo, que lleva al
pleno respeto y a la realización de la dignidad humana, sería muy apreciado y
respetado por la comunidad internacional”. Cada año, del 5 al 15 de agosto, el
país celebra una Oración por la Paz.
En Hiroshima y Nagasaki murieron unas 246 mil personas, la mitad en el
momento del impacto y el resto en las semanas posteriores por los efectos de la
radiación. La bomba de Hiroshima coincidió con la solemnidad de la
Transfiguración del Señor y la rendición de Japón ocurrió el 15 de agosto,
solemnidad de la Asunción de la Virgen María.
DOCUMENTAL ILUSTRATIVO
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