Virgen de Lourdes
ROMA, 11 Feb. 16 / 12:04 am (ACI).- Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la
Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a
Santa Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el
próximo". Aquí el significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y
los milagros que se dieron con su intercesión.
Era el 11 de febrero de 1858,
Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar leña seca, cerca de
una gruta. Para llegar ahí tenían que pasar por un arroyo. Bernardita no se
atrevía a adentrarse porque el agua estaba muy fría. Se empezó a sacar los
zapatos, cuando de pronto escuchó un ruido fuerte proveniente de la gruta.
Se acercó a ver lo que pasaba y ahí en
ese lugar sucio y pedregoso se apareció la Virgen envuelta en una luz
resplandeciente, con un traje blanco de un tejido desconocido, una cinta azul
en la cintura, un largo velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le
cubrían la parte superior de los pies.
En sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado. Entonces
juntas empezaron a rezarlo. El domingo 14 de febrero, Bernardita en la gruta
reza la primera decena del Rosario y María se aparece. La niña le tira agua
bendita para asegurarse que no era una obra del enemigo. La Virgen sonríe, se
persigna con el Rosario y lo rezan juntas.
El jueves 18 la Virgen le pide a
Bernardita que regrese por quince días seguidos a la gruta. Ante la aceptación
y promesa de la pequeña, María le promete hacerla dichosa en el otro mundo. Los
rumores de las apariciones se empiezan a esparcir.
El 19 de febrero, Bernardita va con una
vela bendecida y encendida. Es así que nace la costumbre de ir con velas para
encenderlas ante la gruta. El 20 de febrero la Señora le enseña una oración
personal a Bernardita.
El domingo 21, la niña ve que la Virgen
estaba triste, le pregunta lo que le pasa y Nuestra Señora le contesta: “Rogad
por los pecadores”. Para ese entonces las autoridades amenazaron a Bernardita
con llevarla a la cárcel y todos se burlaban de ella.
El 22 la Virgen no se le apareció, pero
la niña no perdía la esperanza de volverla a ver. El 23, diez mil personas
fueron a ver lo que pasaba. La Virgen se le apareció a Bernardita y le pidió
que les diga a los sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir
en procesión.
La niña va y le comenta al sacerdote,
quien a cambio pide el nombre de la Señora y que florezca un rosal silvestre
sobre el que se aparecía.
El 24 la pequeña le cuenta todo a la
Virgen, quien sólo sonrió. Luego María la mandó a rogar por los pecadores y
exclamó: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!... ¡Ruega a Dios por los
pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!” Bernardita así lo
hizo y pedía a los espectadores que hicieran lo mismo.
El 25 de febrero la Virgen le ordena
beber, lavarse los pies en la fuente y comer hierba. Bernardita, por indicación
de María, escarbó en el fondo de la gruta y empezó a brotar agua.
El 26 se produce el primer milagro. El
pobre obrero Bourriete, que tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el
ojo con el agua de la fuente. Luego empezó a gritar de alegría y fue
recuperando la vista. El 27 la Virgen permanece en silencio, Bernardita bebe del
agua del manantial y hace los gestos recurrentes de penitencia.
El 28 Bernardita va a la gruta, pero
luego es llevada a casa el juez y amenazada de ir a cárcel. En la noche,
Catalina Latapie moja su brazo dislocado y el brazo y la mano recuperan su
agilidad, produciéndose un segundo milagro.
El martes 2 de marzo, Bernardita va de
nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen.
El 3 de marzo la pequeña le pregunta de
nuevo su nombre y la Virgen sonríe. Ese día, una madre en su desesperación lleva
en brazos a su hijo que estaba medio muerto. Lo metió 15 minutos en el agua
fría y al llegar a casa notó mejoría en la respiración del niño.
Al día siguiente, el niño estaba lleno
de vida y completamente
sano. Los médicos certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.
El 4 de marzo, al finalizar los quince
días, la visión permanece silenciosa. El 25 de ese mes la Virgen se apareció a
Bernardita, levantó los ojos hacia el cielo, juntó en signo de
oración las manos que tenía abiertas y tendidas hacia el suelo y le dijo a
Bernardita: “Soy la Inmaculada Concepción”.
La pequeña salió corriendo a decirle al
párroco, quien se conmueve ante la revelación del nombre ya que cuatro años
antes se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción.
El 7 de abril, Bernardita en la gruta y
en éxtasis pone su mano sobre la llama de la vela encendida que había llevado y
no se quema. Después de la aparición, su mano estaba ilesa y fue comprobado por
un médico que presenció el hecho.
El 16 de julio se produjo la última
aparición. Bernardita sintió la misteriosa llamada y al llegar a la gruta
se dio cuenta que estaba vallada y no se podía pasar. Se dirige entonces al
otro lado, enfrente de la gruta, y vio a la Madre de Dios. ”Me pareció que
estaba delante de la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía
más que a la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.
Algunos consideran que la aparición de
Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento del cielo por el dogma de la
Inmaculada Concepción y es exaltación a las virtudes de pobreza y humildad como
la que tenía la pequeña Bernardita.
Asimismo afirman que es un llamado a
aceptar la cruz para
ser felices en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la penitencia con una
misericordia infinita por los pecadores y los enfermos.
El agua de la gruta ha sido analizada
por químicos, quienes señalaron que es un agua virgen, pura, natural, sin
propiedad térmica y en la que ninguna bacteria sobrevive. Para los cristianos
esto es símbolo de la Inmaculada Concepción.
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